El último emperador

Comienza la euforia en los mercados. Se nota la confianza que cobra el bloque occidental de la nueva civilización, tras la caída del último emperador. Caprichoso , no-pensante, narcisista, psicópata y predecible – sí, predecible-, digno ostentador del puesto, antes de su marcha es el hombre perfecto para azuzar los demonios internos de los habitantes de Roma: no sería la primera vez, ni la última para que Roma entre en llamas.

La facción occidental de la nueva civilización, sin embargo, torpe, reitera sus dinámicas desastrosas que abundan en el sumidero del debacle capitalista. No se aprende fácilmente cuando la falla se lleva desde la génesis del capitalismo. Egoísmo y egotismo. Esta mañana la bolsa se anima como hacía tiempo, la Farmaceútica se frota las manos: todos los países se apiñarán en la cola de venta de vacunas. Buen inicio para la reconstrucción de la nueva civilización. China espera al otro lado.

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Víspera de recuento de votos en EEUU. Vuelven menciones reiteradas sobre terrorismo islamista en los medios. A medida que se va reconociendo la derrota del último emperador, el goteo de noticias islamistas se vuelve más persistente.

La facción occidental de la nueva civilización, deambula por los mismos derroteros recorrridos en su última etapa capitalista, pero esta vez con el fin de llegar a distinto destino. Tarea complicada llegar a un lugar no habitual transitando los caminos usuales.

Occidente, tras las elecciones, ya muestra su rostro de segundón en una película con marchamo oriental. No en vano, las potencias emergentes dirimirán el trono a China, desde el cinturón asiático y la India. Occidente será una comparsa, un invitado segundón, que buscará a la desesperada su particular Confucio europeo. Cosas que tiene el poder: el capitalismo mató a dios y ahora escarba en su tumba, por donde le queda y puede: extrayendo prácticas pseudo espirituales por la web. Mientras, toda competencia espiritual en la historia de occidente debe ser sometida a tergiversación, por mor de reinstaurar aquella identidad perdida de occidente. A estas alturas, casi se visualiza quién financia al estado islámico.

De nuevo, insidia sobre los musulmanes, manchándoles las manos con sangre mientras se negocia una guerra particular y por encargo con gente nihilista y con turbante.

Confucio espera al otro lado.

(Este texto es un extracto de “Volviendo a los diarios, 2016”, de A. Nur Segura)

2 comentarios sobre “El último emperador

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  1. Alfonso Segura, como es habitual en él, en este texto hace un análisis preclaro y palpable del rumbo que están tomando los acontecimientos del fin de la historia de occidente; ésta ya no da para más. Hemos permitido que nos obstruyan todos los canales por donde fluye la vida, incluido el riego sanguíneo, la asfixia es inminente. Lo más grave es que la gran masa de gentes sigue pensando que «todo-se-arreglará», de una manera u otra, exentos de riesgos y responsabilidades.
    Por otro lado, China también tuvo su último emperador, el cual fue desposeído y derrotado por una caterva de eunucos, así empezó el dominio de la ambición, del disimulo y del simulacro de poder.
    Por último, los musulmanes también renunciaron a su liderazgo para someterse a los sacerdotes de la religión metafísica ilustrada y humanista; la más abstracta de las religiones. De aquellos barros vienen estos lodos.
    Maryam Ruiz

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