Tierras de Poniente. J. M. Coetzee.

(Breve comentario literario)

Texto de ficción que invita, con matices psicoanalíticos en la narración, a comprender la dialéctica Amo/esclavo.

Ambientación propicia: el momento histórico de la colonización de Sudáfrica.

Sin duda, confluyeron todos los factores por ambas partes, para que se sembrara la polaridad del apartheid, que aún considero actual, si no en su dimensión política, sí en su dimensión social. La esclavitud de una comunidad humana no se desembaraza con facilidad del empuje histórico que trajeron consigo los acontecimientos – ya ineludibles- del pasado.

Siglo XVII: emerge el Yo del hombre Ilustrado. De igual manera, explaya su potencial de dominio con los primeros conocimientos científicos y técnicos. En el otro lado: el pueblo hotentote sudafricano, sumidos en la más profunda naturaleza del ser: hasta la llegada del hombre blanco no se identifican como sujetos. Puede que la exenta autopercepción de la individualidad les impide creer en Dios. ¿Pueblo edénico? ¿Acaso el Edén consiste en la despreocupación vital aunque apestes a grasa de chacal untada en el cuello para protegerse de las quemaduras solares? Rudimentarias leyes para salir del paso: solucionan el incesto, el robo y otros asuntos de poca enjundia, respecto a la posibilidad de crear civilización. Innecesario el nombre del Padre. Será justamente ésta peculiaridad antropológica la que ofrecería la proclividad a la esclavitud: ausencia de Yo, ausencia de deseo, mientras otros les convierten en el Otro en grado extremo, hasta ser cosificados. A ésta peculiaridad se suma históricamente la llegada de los colonizadores afrikaaners, burgueses hijos de la Ilustración e incipientes técnicos a la conquista de poder. Dicho entrecruzamiento del destino obligará a que el hotentote se vea conminado a adoptar el papel del esclavo, sin remisión y con todas las paradojas propias del esclavo: adquirirá una identidad especular ofrecida desde el Amo y desde esa identidad se sorprenderá a sí mismo con la posibilidad de la rebeldía y la reversión de papeles. La hondura de los actos pasados, cargado con la fuerza arrasadora de la intención primera que los causó: la imposición y ejercicio del Poder, gesta una agazapada e inconsciente violencia que aguarda en cada rincón de Sudáfrica. Dormitada espera resarcir a los antepasados que acuden, todos de una vez, desde la mirada de algunos ciudadanos sudafricanos actuales.

El hotentote vive la esclavitud desde un amplio abanico perceptivo: aparecidas las primeras nociones de sujeto, se autodestruyen entre alcohol, tabaco, abalorios y finalmente les azuza la percepción del aburrimiento – lo llamarán Negra melancolía-, obedecerán lo mandado por no poseer intelecto técnico con capacidad analítica y decisoria, y ante la impotencia destaparán todo el salvajismo sin la mesura que ofrece el poseer algún futuro. Ante la reacción dramática y salvaje, la otra cara de la moneda del ejercicio del poder – el Amo- extremará su cruel posición justificándose con el adalid civilizatorio.

Como apunte de estilo, llama la atención un tema recurrente en Coetzee: los encuadres narrativos. Cómo la narración de distintos personajes articula aspectos temporales, subjetivo- psicológicos, espaciales y socio-económicos singulares que hacen que cada ser humano ofrezca discursos divergentes sobre anécdotas históricas y necesariamente no sea falso alguno de ellos.

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