Hoy en el periódico: joven nubio con la intención de revivificar su lengua escrita, olvidada como su pueblo con la desintegración del reino Nubio en el siglo XV. Desde entonces ha pervivido la lengua oral. Ahora tres jóvenes buscan fijar los fonemas en palabras escritas. Alguna pérdida barruntan esos pueblos cuyos miembros solían sentarse, mirarse y hablar.
Es curioso que en la nueva época de la des-identificación aparezca, no sin rasgos utópicos, una intención revivificadora de la identidad más que perdida de una lengua y, siguiéndole, de toda su cultura. La Torre de Babel no se olvida de nadie: una lengua moribunda pasa a cuidados intensivos como síntoma de una civilización atenta. No deja de ser cínico el gesto, máxime cuando los sujetos son cada vez más individuos Sin-Habla. Los anaqueles de la Torre de Babel cada día parecen más incólumes y sin una mota de polvo. Toda asepsia es digna de sospecha.
También en el mismo diario: el paganismo toma protagonismo en los esquilmados campos del espíritu. Amanece Nueva York con el solsticio de verano. Una avenida principal, ocupada -mediando distancia de seguridad- por mujeres (en la foto sólo visualizo mujeres) en esterillas deportivas realizando el yóguico saludo al sol. Nada apacigua más a la esclavitud en ciernes que fantasear con la caída irreversible del patriarcado. Puede que no se planteen preguntas sobre la asexualidad del algoritmo.
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